La voz joven de Rock al Parque
La noche anterior Lamb of God, una de las bandas más esperadas en Rock al Parque 2017 cerró la primera jornada del festival más importante de Latinoamérica. La batería avivaba los gritos de los asistentes. La voz líder le pedía al público más energía. Bogotá se hincó ante el poder de los músicos.
La banda ROR, conformada por jóvenes de la localidad de Suba se subirá al mismo escenario esta tarde, su música empieza a conquistar espacios que pertenecían solo al territorio de los sueños.
“Mi papá antes de morir me dio la batería y la guitarra. Hoy estaría muy orgulloso de verme tocando aquí, disfrutando de todo lo que he aprendido” recuerda con coraje Juan Camilo Granados, integrante de la agrupación de los Centros Locales de Formación Artística de Bogotá que tendrá el privilegio de abrir el segundo día del festival.
A Juan Camilo las imágenes en su cabeza subiéndose a la tarima le retumban una y otra vez. Está seguro que en primera fila estará su mamá, quien como siempre aplaudirá, grabará un video que compartirá con sus amigas en redes sociales y tendrá los ojos encharcados. “Ella siempre está para mí. Es bonito ver a la mamá utilizando el término qué orgullo, y no qué decepción. Es la que me da para pasajes y poder ensayar. Cree en mí, voy a darlo todo por ella”, sentencia.
El baterista de ROR es un joven sin prejuicios. Ha tocado bachata, salsa, reggaetón, y ama las baladas. Empezó en una sinfónica en Cajicá, donde entendió que la música sobrepasa los conflictos sociales, que transforma a los seres humanos y que todos tienen una manera distinta de disfrutarla. Aunque es apasionado por el heavy metal de vez en cuando se pega una buena tanda de Nino Bravo y Rocío Durcal.
La familia es motor fundamental de estos muchachos que se atrevieron a ver en el arte un camino. Paola Díaz, vocalista de ROR reconoce que no ha asimilado bien lo que está viviendo. Jamás pensó terminar interpretando letras protesta y amando tanto el género. “Nosotros le hablamos a la juventud, nos quejamos de la política corrupta. Nos cansamos de esos que defienden a los que roban, manipulan y mienten. Ahora tenemos una voz y queremos que nos escuche mi hermanita que tiene 4 años y ya tararea nuestra música, como alguien que pueda sentir identificación, que quiera resistirse”, afirma con potencia en sus palabras.
El camino de Paola ha sido paciente pero extraño. Inició ocupando su tiempo libre en el fútbol, posteriormente en el freestyle, y ahora, su voz recia, la pone de frente ante uno de los públicos más exigentes del continente. “Es muy difícil llegar aquí. Somos muy privilegiados. Nadie nos cree que vamos a tocar en Rock al Parque. Hicimos un proceso de selección en donde quedamos 4 bandas de los Centros Locales, Tijax, The Feedback, Valentain, y nosotros. Vamos a demostrar que aquí están naciendo las bandas más importantes que tendrá Colombia, van a ver”, asegura con una sonrisa.
Justo antes de presentarse en la media torta de Bogotá, en donde tuvieron su audición, ROR atravesaba una crisis como banda que incluso hizo que algunos de sus antiguos integrantes se marcharan. Pasar a este festival los unió, los hizo pensar en equipo, olvidarse de los miedos y como lo repasan a menudo, entender que la banda debe pesar por encima de todo.
Hoy hay un proyecto de vida alrededor de la música. Hoy están listos para cabecear en el parque Simón Bolívar. Es la oportunidad que han estado esperando. Juan Camilo piensa en su infancia cuando veía por MTV a sus agrupaciones preferidas. Paola abraza a sus compañeros, atrás quedó su versión competitiva e individual. Piensan como equipo y su música está lista para enviar mensajes, para mover. Tienen un camerino propio, como cualquier artista internacional.
“Esto de hoy está por encima de todos mis problemas, se me olvidó todo. Solo sé que probablemente sea el día más feliz de mi vida. Este programa de la Alcaldía Mayor de Bogotá nos da esperanza” concluye Granados.
Es la hora. Atrás las suspicacias o los pensamientos incontrolables sobre la almohada. Atrás los miedos al fracaso. Atrás las puertas que se pudieron haber cerrado. Sobre las tarimas Eco, Bio y Plaza cuatro mujeres imponen un sonido cargado de fuerza y vigor. “Las mujeres podemos, estamos en la escena musical y nos hacemos sentir” dice Paola.
Odian la palabra suerte, porque todo se lo han ganado a pulso. Los ensayos extenuantes, las levantadas después de los días duros, el esfuerzo es lo que se verá sobre el escenario. El rock está más vivo que nunca y hay jóvenes de la ciudad dispuestos a llevar la bandera con orgullo. Sus pies por fin están sobre la arena, el grito de batalla los acompaña. La historia apenas empieza.