“Rock al Parque es la puerta por la que se llega a Latinoamérica"
Para algunos programadores de la industria musical, el festival representa la puerta de entrada para los artistas de Estados Unidos y Europa
Desde su primera edición en 1995, Rock al Parque se ha consolidado como un referente cultural y musical no solo en Colombia sino en toda América Latina. Este evento, que es liderado y organizado por el Instituto Distrital de las Artes - Idartes, ha trascendido sus fronteras al convertirse en un símbolo de democratización del arte, en una plataforma para la promoción de nuevos talentos y la circulación artística y en un modelo de gestión que ha inspirado a otros festivales en la región.
Desde otros países, Rock al Parque es visto como un ejemplo de cómo la música puede servir como herramienta de cohesión social y un medio para promover valores como la diversidad, la inclusión y la libertad de expresión. Para Patricia Pappaso, coordinadora del Instituto Nacional de Música (INMUS) de Uruguay, este festival es más que música. “El que cuente, por ejemplo, con espacios de formación académica, para emprendedores y otros componentes hace que este festival y los demás Al Parque sean una referencia importante para el resto de los países que trabajamos en cultura y que pensamos en la ciudad de una manera integral, inclusiva y diversa, así que creo que Rock al Parque es un faro importante para Latinoamérica respecto a cómo trabajar festivales desde la política pública”.
Plataforma para nuevos artistas: impulso a la circulación y proyección
Pero, además, este evento, que este año llega a su XXVIII edición, ha sido una de las plataformas más importantes para la circulación de artistas emergentes y consagrados de Colombia. Bandas como Aterciopelados, Kraken, La Pestilencia, 1280 Almas y Doctor Krápula encontraron en este festival un trampolín para proyectarse a nivel internacional. Ha sido también una vitrina para artistas que, sin los recursos suficientes para acceder a otros circuitos, encontraron en Rock al Parque una oportunidad para visibilizar su música y conectar con audiencias masivas.
Al respecto, Mario Bustamante, programador artístico de México, señala que el festival también ha sido clave en la consolidación de la escena rockera latinoamericana, propiciando intercambios culturales entre artistas de distintos países, lo que, según Bustamante, no solo ha permitido la creación de nuevas propuestas musicales, sino también el fortalecimiento de redes de colaboración que han dinamizado la industria. “Nunca me va a dejar de sorprender gratamente que exista un festival de esta magnitud y que sea gratuito y organizado por la administración pública. Para mí y desde lo que hago representa una plataforma gigantesca de circulación, porque muchos artistas no llegarían a esta región sino es por este festival. Para muchas bandas europeas y estadounidenses, por ejemplo, Rock al Parque es una de las puertas por las que se entra al mercado en Latinoamérica”.
Es así como cada año, a través de las convocatorias distritales, en el festival se presentan entre 20 y 30 bandas que tienen la oportunidad no solo de estar frente a una audiencia multitudinaria y compartir cartel con agrupaciones de renombre sino que también pueden formar parte de un circuito musical que se genera por medio de las negociaciones que se hacen desde Idartes con programadores artísticos de varios países.
Uno de estos programadores es Gerardo Castillo, de Aguascalientes (México), quien, logró que la banda bogotana Alto Grado hiciera parte de la Feria San Marcos que se realizó en Aguascalientes, en abril pasado.
“Durante Rock al Parque de 2023 tuvimos un acercamiento bien importante con Gerardo y de esa manera logramos representar a Colombia en México en este Festival tan importante en el que hicimos un presentación con una banda que nos gusta mucho: Golden Ganga, que también interpreta sonidos de reggae. En realidad fue una gran experiencia y una gran oportunidad”, dijo uno de los miembros de la banda capitalina.
Por su parte, Castillo señala que Rock al Parque es un referente para Latinoamérica. “Para mí es uno de los festivales más importantes del continente, porque es público, la gente convive en paz, se ofrece diversidad musical y todo eso hace que sea un modelo para nosotros. Además, estos intercambios funcionan muy bien para las bandas distritales y también nos funciona a nosotros porque se enriquece nuestra programación, nuestra oferta y creo que de eso se trata nuestra labor como programadores, pues tenemos una responsabilidad que es la de ofrecer cosas diferentes, no irnos por lo que vende por sí solo sino más bien apostar por una propuesta novedosa e interesante”.
De esta manera, durante sus casi tres décadas de existencia, Rock al Parque ha logrado convertirse en un modelo de política pública en cultura que ha inspirado a otros festivales y eventos artísticos en toda América Latina. Este modelo ha sido estudiado en otros países que reconocen la importancia de involucrar a las instituciones públicas en la creación de espacios culturales de gran impacto.
“Desde una perspectiva de gestión, este festival ha sido pionero en la creación de un ecosistema que involucra a todos los actores de la industria musical, desde músicos hasta técnicos, productores y gestores culturales, consolidando una cadena de valor que dinamiza la economía cultural de Bogotá y de Colombia”, explica Patricia Pappaso quien concluye que Rock al Parque no es solo un festival, “sino un movimiento cultural que sigue mostrando al mundo el poder del arte y la música como motores de cambio”.